TESTIMONIO #010
Doy gracias a Dios por haberme informado de este retiro, fue maravilloso y muy sanador. No conocía nada del padre Salvador, pero me fie del Señor para ir. Cada oración, cada Eucaristía, cada Adoración, me llevaban a ese encuentro con un Jesús vivo y resucitado que se derramó en gracias, misericordia, bondad y amor. Gloria a Dios.
Los servidores todos bien puestos en la labor en la cual el Señor llamó. Unos al servicio de la acogida, otros en la música, otros en la alabanza, otros en la liturgia, otros en la tienda, otros en ayudar al sacerdote. Todo era una perfecta armonía organizada por Dios Padre que es quien llama a sus hijos y adorna con un don para su servicio. Pude darme cuenta que cada quien respetaba la labor del otro y eso hizo posible el fluir del Espíritu Santo. De todo hay en la viña del Señor, pero aprender a convivir entre hermanos y servir es bien difícil y complejo. No digo que no tengáis problemas internos, pero de cara a nosotros todo fue muy bello y bien cuidado. Además los frutos son los que hablan, yo personalmente recibí mucha sanación y quienes me acompañaron también. Por eso quiero dar las gracias al padre Salvador y a su equipo de servidores. La casa de Espiritualidad nos llevó en todo momento a ese encuentro con Jesús. Austera y sencilla pero con un encanto que la hace especial, y sobre todo que te hace sumergir en la oración y en la profundidad de lo que se está viviendo.
Muchas gracias. Esperamos volver a veros y poder hacer todos los retiros que dijo el padre Salvador.
Bendiciones,
Ana María.