Una gran familia

TESTIMONIO #157

Querida Comunidad Somos hijos de Dios.

Hoy quiero dedicar unas palabras llenas de gratitud a cada uno de vosotros que formáis parte de esta maravillosa Comunidad Somos hijos de Dios.

He entrado en vuestra página web y me he encontrado con el texto «Preparando Pentecostés», escrito por Adriana Figueroa.

Quiero dar las gracias a esta mujer de Dios porque realmente tiene un don de alabanza y de comunicación; y eso es de agradecer, porque sus palabras y mensajes me han impactado y ayudado. Me siguen haciendo bien. No quiero hacer sentir mal a nadie, pero es de sabios honrar a las personas y agradecerles públicamente.

También agradecer a quien hace posible que estas publicaciones y que otros muchos escritos hagan parte de esta bonita y bien estructurada página web.

Su dedicación, esfuerzo y pasión son evidentes en cada rincón de este lugar virtual. Gracias por brindarnos un espacio donde podemos aprender y conectarnos con vosotros.

Cabe destacar que algunos de vosotros estáis al frente, ayudando al padre a llevar el timón y asegurándose de que todo funcione sin problemas, y otros os encontráis en la sombra, trabajando arduamente sin ser vistos por el público, pero sí por Dios, y hacéis parte fundamental de esta orquesta.

Todos sois parte esencial.

Vuestra labor es fundamental para mantener esta Comunidad unida y en constante crecimiento. Vuestra visión es la brújula que nos guía hacia delante.

También quiero recordar y agradecer públicamente a Ana y Alejandro y demás miembros del ministerio de música por compartir su talento, unción y voz. Por cantar canciones que nos hacen reflexionar y que nos llevan al corazón de Dios .

Dar las gracias a Teresa y a las demás chicas de liturgia por hacer brillar al Señor. También a las dos chicas de la tienda, Laura y Eugenia, siempre con una sonrisa y mucha paciencia.

Y dar las gracias a todos aquellos que nos reciben con una sonrisa y un abrazo en momentos de intercesión o de bienvenida en algún retiro o Adoración (recuerdo a Yolanda). No sé los nombres ni función de toda la gran familia que sois, pero os agradezco a todos por esta Misión y por ser dóciles al llamado de Dios y hacer posible que muchos nos encontremos con Dios a través del Espíritu Santo.

Gracias al padre Salvador por aceptar la voluntad del Padre y dirigir el timón de esta Comunidad, lo cual no debe de ser nada fácil. Rezo por usted y por todos los miembros de la bella Comunidad Somos hijos de Dios.

Muchas gracias.

Dios os siga bendiciendo.

Nunca olvidéis que hacéis mucho bien.

Un abrazo,

María.