Perdonar a su madre, que estaban mal desde hacía 8 años

TESTIMONIO #196

Realmente, el Señor obra con PODER en las Adoraciones.

Margarita, a la que se le dio una palabra en la última Adoración, y que está llevando a su marido, dijo que:

En la primera Adoración que fue, su marido le dijo que éramos raros.

En la segunda, se pasó toda la Adoración llorando, y al terminar le dijo a su mujer que iba a perdonar a su madre, que estaban mal desde hacía 8 años.

Y en la tercera Adoración, él mismo le dijo que esa palabra era para ella, que él así lo sintió.

Impresionante como actúa el Señor con nuestra pobreza.

Ha hecho desaparecer el tumor en la ingle

TESTIMONIO #195

Damos gracias al Señor por Su Bondad, que nos muestra como obra en sus hijos por Su Fidelidad.

Bendecimos la obra de Dios, que ha hecho desaparecer el tumor en la ingle de Edison. Él nos ha compartido su testimonio al finalizar la Adoración.

Puedes verlo a continuación.

Por todo ello, ¡gracias, Señor!

Ha hecho desaparecer el tumor en la ingle - Testimonio - Comunidad Somos hijos de Dios

Mi vida está transformándose gracias a Dios

TESTIMONIO #194

Este es el testimonio sobre mi experiencia en el retiro de Sanación interior de Perdón y Misericordia.

Toda la estancia allí, en Padres Dominicos, fue para mí muy intensa. Sentía mi corazón muy abierto en cada charla, cada oración de Sanación. En la Sanación del niño interior pude verme en una imagen con 6 años y en una situación de violencia en mi colegio… sin saberlo conscientemente, me vi allí y con Jesucristo abrazándome.

He vivido con esto una liberación muy potente. En años buscando soluciones, nunca conseguí sacar de mí ciertos dolores emocionales que ni sabía de dónde provenían, pero que vivía a temporadas una tristeza persistente.

La Renuncia se ha convertido en una efectiva herramienta para mi vida. Desaparecen pensamientos negativos que no me dejaban avanzar y vivir plenamente.

Mi vida está transformándose gracias a Dios. Este retiro ha sido muy importante para mí.

El padre Salvador y su Comunidad de hijos de Dios, que son EL AMOR DE DIOS EN ACCIÓN.

Tenéis que seguir, pues la humanidad necesita de vosotros.

Espero ir al 2° retiro que hagáis. No tengo palabras de agradecimiento para explicarme bien y a la altura.

Gracias y Bendiciones.

Margarita Giner Bernet.

Plena, llena de gozo y alegría

TESTIMONIO #193

Te doy gracias, Señor.

Doy gracias al Señor por haberme dado la oportunidad de vivir este Retiro, y doy gracias a la Comunidad Somos hijos de Dios.

En el segundo día del Retiro, me sentí plena, llena de gozo y alegría por la misericordia tan grande que ha tenido conmigo.

Gracias a Dios y la Virgen Santísima por permitirme ver sus rostros y los de mis hijos, mostrándome cuanto Tú me amas.

Qué gran regalo a los que nos sentimos tus pequeños hijos.

Gracias.

Por primera vez tengo una esperanza

TESTIMONIO #192

Hola. Soy Alfredo, de Zaragoza.

Entre tanta gente que estuvimos en el retiro el pasado fin de semana, no se si me identificas. Soy el que estaba sordo y el que hizo paracaidismo.

Nos dijiste el último día que agradeciéramos nuestro testimonio. Pues aquí va el mío.

Primero decir que me sentí muy a gusto y muy cómodo. Disfrute mucho alabando a Dios con alegría.
Aprendí muchísimo. No soy primerizo en estos temas. He estado colaborando varios años en el ministerio de liberación en Zaragoza. Y conozco la temática de la sanación.

Pero aprendí muchas cosas nuevas. Por ejemplo, la influencia de nuestros pensamientos, el arma (la renuncia) para cortar la influencia de pensamientos negativos, y muchas cosas más. También refresqué otras cosas que sabía, pero las tenía olvidadas.

Pero lo más importante (lógicamente) es lo que se refiere a mi vivencia espiritual.

Estoy convencido por la fe de la influencia en mí de todas las oraciones que se hicieron. Aunque no fui regalado de experiencias sensibles, sé que esto no es lo más importante (el justo vive de la fe). Pero tres días después del retiro, noto el impulso que este me ha dado en mi vivir cristiano. Pido a Dios que este impulso no cese. Estoy haciendo las oraciones de renuncia. Noto su efecto. Y no precisamente porque me noto con gozo cuando las hago. Justo al revés. Noto en mí dolor. Creo que eso es buena señal. Que tienen efecto en mí y que tengo que perseverar. Me ha encantado toda la información que nos distéis en las hojas. Pero, sobre todo, la de las oraciones de renuncia. Una cosa de tantas que he aprendido es lo malo de reprimir nuestras emociones…

Orasteis por la sanación de mis oídos. Dios no me sanó en aquel momento (bendito sea). Pero:

Ayer miércoles tuve revisión de oídos en el otorrino. Y me dijo que podría ser que mi problema se debiese a una calcificación de huesos del oído. Problema que se podría solucionar con una operación. Es decir, por primera vez tengo una esperanza.

Bendito sea Dios.

Tengo una gran sensación de agradecimiento a ti y a todo el equipo. Os animo a continuar. Por supuesto, intentaré estar en el segundo retiro.

Un abrazo a todos en María Santísima. Os encomendaré a la Virgen del Pilar.

Viva España, viva la Inmaculada Concepción y Viva Cristo Rey.

Le he dejado a Dios ser el protagonista

TESTIMONIO #191

Esta era la segunda vez que recibía el retiro de «Perdón y Misericordia». La primera vez fue en julio de 2020, pero ni iba con el corazón abierto y confiado, ni tampoco entendía mucho este mundo carismático, ya que vengo de otra espiritualidad, ni mejor ni peor, pero sí diferente.

Como decía la primera lectura de la misa de ayer (06/03/2024): «Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos.» Y esto pretendo yo, contar para no olvidar las maravillas que ha hecho Dios en mí durante este fin de semana.

Lo primero que me impresionó fue que experimenté su Amor desde el momento en que me apunté, porque para nada tenía planeado ir. De repente me vi rellenando el formulario sin entender por qué lo hacía. Pero me gustó el hecho de que no partiera de mí la iniciativa, porque he jugado a intentar ser dios muchas veces, y es agotador. Sin embargo, desde hace cuatro años he empezado a dejar que el Espíritu Santo obre en mi vida.

Durante todo el fin de semana he sentido mucha paz, y lo que me ha encantado es que en los momentos donde el Señor me mostraba alguna herida, ha sido desde la paz y la confianza de que si lo hace, es para sanarla. No me escandalicé ni me asusté de mi pasado, todo lo contrario: lo viví con paz y como una oportunidad de redención por parte de Dios. También me dieron unas herramientas ante situaciones que me bloquean. Así que, le doy las gracias a la Comunidad Somos hijos de Dios por tanto bien que hacen en la vida de tantos.

He ido a muchas peregrinaciones y a retiros, pero este ha sido uno de los mejores. No he salido con frustración porque no se hayan cumplido mis expectativas o porque no haya encontrado respuestas, que considero importantes. ¿Y cuál ha sido la diferencia? Que le he dejado a Dios ser el protagonista. Así que, a todo aquel que me esté leyendo y se sienta desanimado o sienta que no avanza: confía, porque no eres un caso perdido.

Me he reconciliado con mi padre

TESTIMONIO #190

Antes de venir al retiro, el Espíritu me iluminó el texto del lavatorio de los pies. Cristo se arrodilla, va a permitir que el enemigo le destroce el cuerpo, porque «solo el espíritu da vida», y nos perdona a cada uno, lava lo que está sucio de andar por la tierra.

El pecado original ya nos lo limpió el Señor al tomar el baño del bautismo, que se hacía por inmersión en los primeros tiempos del Cristianismo. «El que se ha bañado está limpio.»

Pero nos pide que nos perdonemos los unos a los otros por los demás pecados, que nos lavemos los pies.

No se trata de servirnos unos a otros como criados, sino de perdonar las ofensas, que es mucho más difícil y más bonito. Es participar de su naturaleza, porque el perdón es un fruto del amor y es para nosotros imposible, si no lo hace el Espíritu Santo, transformando desde dentro nuestro corazón. Es ser hijos y no criados. Es lo que debería de haber hecho el hermano del hijo pródigo, si no fuera esclavo del temor.

En la oración de sanación intergeneracional del domingo, yo no esperaba nada, pero el Espíritu Santo me reveló que gran parte del sufrimiento de mi familia viene, como en la Casa de David, de la espada.

Legiones de demonios, espíritus de lujuria y de abuso han acudido como insectos al escenario de guerra, miedo, abandono, pobreza, prostitución, ideología política idolátrica que sustituye al culto a Dios y teología del castigo, en el que han naufragado algunos miembros de mi familia.

Y estos espíritus del mal han causado terribles estragos, especialmente en los más pequeños e inocentes.

He comprendido que la oración por las almas del purgatorio tiene que ir centrada, no en que cese el dolor que sufren en el Purgatorio los muertos, sino en que se sane el sufrimiento que han causado a los vivos.

Porque, queriendo ir con Jesús, lo que les impide vivir en el espíritu y les mantiene en el Purgatorio, más pegados a la carne, son las consecuencias que otros siguen sufriendo por sus culpas.

No pueden desprenderse del pecado y acercarse a Jesús, por estar atados a la tierra como con una bola pesada. No han participado en el lavatorio de pies y no pueden tener parte en su Reino.

Para poder liberar a los del Purgatorio, el Espíritu Santo primero nos sana las heridas que impiden que nos perdonemos entre nosotros, y para ello espanta a los demonios que acuden, como buitres, sobre estas heridas, para mantenernos en el rencor.

Nos libera de los espíritus del mal, que están fuera del tiempo, mienten, acusan y repiten esquemas especializados de tentación para que, siendo en realidad víctimas, repitamos los mismos pecados y tengamos que sufrir por generaciones las mismas consecuencias del alejamiento y falta de protección de Dios.

Ya dijo Él que no sabemos lo que hacemos, es que no vemos a estos demonios…

Los vivos estamos a tiempo de pedir al Señor que cure nuestras heridas, porque si estamos heridos, no podemos perdonar y, después, que riegue en nosotros el don divino del perdón, para perdonar a vivos y muertos.

Si los muertos son perdonados por sus víctimas de la tierra, quedan liberados, porque el Señor ya les había perdonado en la Cruz. Su perdón fue gratuito e incondicional.

En la oración de sanación intergeneracional he perdonado, acogiendo el don que me regalaba el Espíritu y en representación de mi familia, a todos los antepasados muertos que no pidieron perdón en vida y he entregado sus pecados en la cruz de Cristo para su liberación, como si le hubieran pedido ellos permiso para protegerse bajo sus alas e ir con Él; para que sean libres para volar al Señor Jesús sin ninguna atadura ni acusación desde la tierra.

Se fueron sin pedir perdón y ya no pueden pedirlo. El pecado seguía activo, haciendo daño como un cáncer, pero mi oración ha sido escuchada por Jesús, que ha roto estas cadenas. Ahora han quedado liberados, porque Él dijo a sus discípulos que lo que desatemos en la tierra queda desatado en el Cielo.

Al salir del Purgatorio, cesan las consecuencias de sus pecados en los vivos, se sanan heridas y se alejan los enemigos tentadores.

Al volver del retiro, esta mañana me he reconciliado con mi padre. Ya no tengo la herida que me lo impedía, y él me pareció por fin una criatura indefensa, un hijo de Dios.

Menuda losa me he quitado.

Gloria al Señor.

Rocío Mena.

El Espíritu Santo está entre nosotros

TESTIMONIO #189

RETIRO 1 – PERDÓN Y MISERICORDIA (MARZO 2024)

En el retiro 1 de este año he podido reafirmar lo que inicié en el mismo retiro del año pasado: la promesa de Jesucristo sigue viva, el Espíritu Santo está entre nosotros.

Ha sido muy emocionante poder compartir con otras personas la experiencia intensa de abrirse a la acción del Espíritu del Señor y poder dar gracias y alabar por poder sentir Su Amor Infinito. Esta posibilidad de vivirlo tanto en la intimidad como en comunidad enriquece más, si cabe, la experiencia; tienes tiempo y espacio para gestionar lo que estás viviendo y sintiendo a solas, pero también lo puedes compartir con los compañeros y compañeras de mesa. Hablarlo en voz alta lo hace más real porque quienes comentan sus sensaciones e ideas tienen en común haber sentido una emoción inabarcable que te desborda, normalmente en forma de cataratas de lágrimas e hiperventilación.

Este retiro en particular, de perdón y misericordia, tiene una gran función sanadora en tres aspectos: sanación mental (a través del autodescubrimiento de las heridas psicológicas pasadas que nos afectan en la actualidad, que confesamos y que perdonamos), sanación corporal (a través de la Divina Misericordia) y la sanación espiritual (que responde a un fortalecimiento de la relación con el Señor y que te lleva a creer que, verdaderamente, no solo eres una de sus criaturas, sino, sobre todo, eres Su hijo/a amado/a).

Ese Amor, que para mí es el descubrimiento más importante, pues hace revivir y fortalecer la Fe en Él y en Sus promesas y cambia la manera de vivir el día a día: es un proyecto de vida renovado y esperanzador. Nunca se hace más cierto el Salmo 22: El Señor es mi pastor, nada me falta. […] Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo.

Para terminar, quisiera agradecer las tareas (visibles e invisibles) de gestión y organización de la Comunidad Somos hijos de Dios, que han hecho posible este retiro tan necesario y hermoso. Permitidme resaltar a la sección de alabanza, que con su voz y con su música nos acercan el Cielo aquí en la Tierra. Y, cómo no, agradecer al padre Salvador que nos ha transmitido su energía, su ilusión, su dedicación infatigable y su mayor tesoro: su Fe.

Bendito Sea el Señor, sea por siempre bendecido y alabado.

Gloria a Dios.

Mª José T.

Sentí en mi corazón la alegría inmensa de mi madre

TESTIMONIO #188

El retiro para mí ha sido de mucha bendición en varios aspectos, porque el Señor me ha confirmado a través de las enseñanzas muchas verdades.

Pero debo decir que recibí una gran bendición durante la sanación del seno materno.

Soy la segunda de 5 hijos y mi madre me tuvo cuando ella tenía 15 años y mi padre 27. De mi padre sabía que quería tener solo hijos varones, pero de mi madre dudaba de su amor a causa de ser una mujer severa en los castigos durante nuestra niñez y adolescencia. Y no recuerdo tener muchos gestos de amor y complicidad con ella, a diferencia de mi padre, que sí tengo recuerdos más bonitos.

Entonces sentía muchas dudas de si me amaba cuando nací.

Y el sábado por la mañana, el Señor me permitió experimentar en mi corazón el sentimiento de mi madre cuando nací.

Durante los primeros meses sentí serenidad (al punto que dudé de que la sanación me estuviera haciendo efecto, porque suponía que mi madre no estaba tranquila o feliz con el embarazo).

Sin embargo, durante el octavo mes, empecé a sentir una angustia en mi corazón y empecé a llorar. Sentía mi corazón muy agitado, porque se acercaba el momento de nacer.

Y así continuó hasta el mes 9.

Sin embargo, cuando el padre Salvador dijo algo de la calma, mi corazón tuvo paz, pero una paz inmediata (uno se calma poco a poco, pero yo lo sentí de inmediato), al punto de que quedé a la espera.

Y cuando nos preparamos para nacer, yo pude ver el momento de mi nacimiento (yo nací en casa).

Es como si hubiese estado allí dentro de los ojos de Jesús. Vi mi cuerpecito, no mi rostro. Vi como me tomó en sus manos y cuando le dijeron a mi madre que era una niña, me mostraron a ella y después me apoyaron en su pecho.

Sentí en mi corazón la alegría inmensa de mi madre cuando me vio y verificó que era una niña… Ella estaba superfeliz, y esa felicidad la sentí yo al mismo tiempo, tal y como ella la sentía.

Fue todo como un sueño.

De repente, se oscureció… pasó la visión.

En mi corazón había tanta alegría de saberme amada por mi madre y experimentar su felicidad que me ha cambiado por dentro. Recuerdo que sentía ganas de salir corriendo a llamarla y darle gracias. Creo que si la hubiese tenido al lado la hubiese colmado de besos.

Doy gracias a Dios por haberme permitido vivir y ver ese momento, ese gozo, esa felicidad.

Gloria Dios.

El Espíritu Santo en su casa

TESTIMONIO #187

Mando un pequeñísimo testimonio de lo que me ha regalado el Señor este retiro. Bendito sea.

Muchas gracias a toda la Comunidad, se respiraba atención personal y cariño fraterno. La música, muy bien elegida e interpretada. El contenido de las charlas, extraordinario. El p. Salvador entregando a tope el carisma recibido. Los tiempos, perfecto. Y el Espíritu Santo en su casa. Gloria al Señor.

Deseando que llegue el segundo retiro.