Una Fe más grande

TESTIMONIO #148

Quiero dar gracias a Dios por la Sanación obrada en mi columna vertebral, mis hernias discales y el dolor en la cadera, un pinzamiento de varios meses que me ha impedido hacer una vida normal, durante más de 2 años. Ha sido un milagro patente.

Quiero dar Gracias también, por hacer instrumentos de esta Sanación, los retiros del padre Salva, a mi mujer por insistir y perseverar conmigo, pese a mi incredulidad.

En septiembre de 2018, tras meses de pruebas, me diagnosticaron 1 hernia cervical en la C5 y 1 hernia lumbar en la L5, lo que me generaba dolores de espalda, episodios de mareos, casi todas las noches hormigueos en las manos, brazos y piernas, que me impedían dormir con profundidad, hacer ejercicio, llevar peso; en definitiva, vivir con el 50% de mis posibilidades.

Visité varios médicos, varios me aconsejaron operarme… Me dieron hasta fecha de operación.

En el primer retiro en septiembre de 2020, experimenté una gran Sanación, al imponerme las manos el padre, noté un calor intenso.

Tras este retiro me disminuyeron casi al completo las molestias (de 10 de dolor a 3), lo cual me permitió llevar una vida normal… ¡para la gloria de Dios!

El segundo retiro, en febrero de 2021, al imponer las manos de nuevo el padre, noté otra vez un calor intenso, incluso también con mi mujer, que siguió rezando.

Después de este retiro, definitivamente las molestias desaparecieron por completo.

El tercer retiro, en octubre de 2021, de nuevo el padre Salva me impuso las manos, volviendo a notar ese calor intenso. Después de este retiro ya no tengo molestias de ninguna clase.

Desde entonces he vuelto a una vida normal, a hacer senderismo, no padezco de insomnio, ni de dolores, vuelvo a llevar peso. Hago todo con cuidado, pero con una vida normal.

En febrero de 2023 fui otra vez al retiro 3. Tenía un dolor sordo en el muslo izquierdo desde hacía 3 meses. El padre me impuso las manos y noté como el músculo literalmente palpitaba. Salí de allí de nuevo sin dolor, hasta hoy.

Estoy muy agradecido, pues el Señor, además de una Sanación física, ha ido sanando mi espíritu, abriendo mi corazón a una Fe más grande. Él me ha llevado a una vida de Sacramentos frecuentes, de Adoración y Alabanza, de acompañar en los apostolados, y misión evangelizadora. Mi vida espiritual ha crecido muchísimo.

A todos os recomiendo hacer estos retiros del padre Salvador, un sacerdote, sin duda, ungido por Dios, así como su obra.

Padre Salva, ¡gracias una vez más por poner su vida al servicio de la Sanación de tantos, que Dios le bendiga junto con toda su Comunidad «Somos hijos de Dios»!

Mikael Gaultier (Madrid).